Cap. 41 No auguraba nada bueno...

Precipitadamente me lancé contra el teléfono y me apresuré a marcar el número de mi casa.

-          ¿Sí? – Contestó la voz de mi madre al otro lado de la línea, y bueno, al otro lado del mundo.

-          ¡Mamá! ¿Qué ha pasado? – La preocupación se manifestaba en mi voz notablemente.

-          Cariño… Siento mucho tener que decirte esto, pero tu amiga Naiara está en el hospital.

Por unos instantes me quedé paralizada. ¿Había escuchado bien? ¿En el hospital? ¿Naiara? No podía ser…

-          ¿Qué? ¿En el hospital? Pero mamá… ¿está grave?

Pude escuchar un suspiro de mi madre al otro lado del teléfono que no auguraba nada bueno…

-          Hija, está en coma.

Ahora sí que casi se me escurrió el teléfono entre las manos. Esto no podía estar ocurriendo…

-          ¿Qué pasó? – Dije con el endeble hilo de voz que fue posible sacar de mi garganta.

-          Estaba cruzando una calle cuando un conductor borracho se saltó un semáforo y se la llevó por delante. Se golpeó fuertemente la cabeza y tiene un hueso de la pierna fracturado.

-          No puede ser mamá… - Dije entre sollozos.

-          Lo siento muchísimo, mi amor.

De repente los millones de momentos vividos con Naiara desde que teníamos tres años se pasearon por mi mente. Es una de mis mejores amigas desde que tengo uso de razón, siempre ha estado a mi lado, hemos compartido cada secreto, nos hemos divertido tanto juntas… Y ahora, si le pasaba algo y yo no estaba a su lado me moriría.

-          Mamá, luego te llamo. Voy a llamar para sacar el billete. Me vuelvo a España. – Dije en un intento de parecer firme y segura entre tanto sollozo.

-          ¿Qué? Hija, ¿estás segura?

-          Sí mamá, luego os llamo. Adiós, os quiero.

-          Adiós cariño, nosotros más.

Colgué el teléfono y me eché las manos a la cara.

-          ¿He oído bien? ¿Vuelves a España? ¿Qué ha pasado?

Sean entraba por la puerta del comedor con una visible cara de angustia.

-          Sean… una de mis mejores amigas está ingresada. – Dije débilmente intentando reprimir las lágrimas.

-          ¿Está bien? – Dijo él sentándose a mi lado.

-          Está… en coma… - Las lágrimas no pudieron aguantar más y lentamente comenzaron a recorrer mi mejillas.

Sean me abrazó fuertemente contra su pecho y me besó la cabeza mientras yo respiraba entrecortadamente entre lágrimas.

-          Tranquila, Sara… Todo saldrá bien.

-          No, -dije separándome un poco para mirarle a los ojos.- eso no lo sabes. ¿Y si te equivocas? ¿Y si le pasa algo y yo no estoy allí con ella? Tengo que regresar, al menos hasta que ella se recupere. Si se recupera… - Dije echándome de nuevo al pecho de Sean.

-          No digas eso, cariño. Ya verás como se recupera y todo sale bien.

Me separé y me sequé las lágrimas con el dorso de la mano.

-          Tengo que llamar, necesito sacar el billete cuanto a antes.

-          Está bien. Ven, vamos.

Tuve que utilizar los ahorros que me quedaban de  lo que me habían dado mis padres, pero lo conseguí el billete de avión. Al día siguiente tendría que estar en el aeropuerto a las 7 de la mañana.

-          Sara. Entonces, ¿te vas ir a España?

-          Sí, Shannon. Tengo volver, al menos durante un tiempo.

-          Está bien. Hablaré yo también con tus padres. Tendrás que llamar al Sr. Loosle, ¿no?

-          Sí, lo he llamado hace unos minutos. Todo se cancela hasta que vuelva.

-          Está bien. Será mejor que vayas a hacerte la maleta.

Me pasé la noche empaquetando todas mis cosas en la maleta. Sean se había quedado conmigo para ayudarme. Ya era bien entrada la noche cuando nos dispusimos a dormir.

-          Bueno, me voy a dormir mi habitación. – Dijo Sean frotándose la cabeza.

-          No. Quédate conmigo, por favor. No creo que pueda dormir, y necesito estar contigo.

Sean se me acercó y suavemente me acarició la mejilla, para después juntar sus labios con los míos en un tierno y delicado beso.

Y así, dormida entre sus brazos, perdida entre su olor, por fin me quedé dormida.
La música del despertador de mi móvil resonó por toda la habitación. Yo lo cogí y lo estampé contra el suelo haciendo que saltara la batería. Había dormido muy pocas horas y no podía levantarme.

-          Cariño, - dijo Sean sonriendo. – eres una bestia.

-          No quiero levantarme… - Mi voz sonó extrañamente parecida a la de April cuando algo no le gusta.

-          Va, que perderás el avión.

Sin ánimo alguno me levanté. Cogí los vaqueros desgastados ajustados y la camiseta algo escotada que me había preparado anoche. Me desenredé el pelo y dejé que mis rizos ondulados naturales flotaran libres sobre mi espalda. Me puse algo de maquillaje corrector para intentar tapar mis notables ojeras y comencé a luchar con el lápiz de ojos.
No me daba tiempo a desayunar, así que cogí un zumo de la nevera  y un par de cruasanes.  
No sabía durante cuánto tiempo, pero me marchaba de esa casa y aunque nadie tuviera despierto tenía que despedirme. Les dejé una nota a Shannon y Rod dándoles las gracias, y me colé en la habitación de April para darle un pequeño beso mientras dormía.
Sean y yo llevamos mis maletas hasta, a través del autobús, llegar al aeropuerto. Mi estado de ánimo era pésimo. Siempre he sido una chica optimista y muy alegre, pero últimamente parecía que al karma le gustaba arruinar mi felicidad.

POV Sean

Todo estaba listo para que Sara se fuera, y faltaba poco para que lo hiciera.
No me gustaba nada que se fuera. Me daba miedo. Me daba muchísimo miedo perderla. Era capaz de enfrentarme a 11 jugadores enormes de fútbol americano y no era capaz de enfrentarme a esto. Pero debía hacerlo, no podía retenerla. Sería lo más egoísta que me habría hecho jamás. Además, yo quería creer que volvería, y todo sería de nuevo como antes.

-          ¿Te digo la verdad? – Le dije.

-          Claro.

-          No quiero que te vayas. Dime que volverás pronto.

-          Te prometo que volveré lo antes posible, Sean.

Miré sus preciosos y cálidos ojos y no pude evitar sentir un escalofrío que me recorrió el cuerpo.
Una voz hizo el último aviso para el vuelo se Sara.

-          Me tengo que ir, ya.

Yo me acerqué a ella y la estreché contra mí hasta que pude sentir los latidos de su corazón pegando en mi pecho. Entonces me separé, y la cogí de la barbilla suavemente. Nos acercamos hasta fundirnos en un apasionado beso que nos dejó sin respiración. Ella se separó unos milímetros y dijo:

-          Te quiero.

-          Te quiero.

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Queridísimas grandes personitas que leen,
¿Cómo estáis? Espero que genial & que hayáis disfrutado TANTO del capítulo como yo escribiéndolo :) Subo pronto, ¿vale? (;
Tan solo quedan dos semanas, dos semanas para que pueda tener suficiente tiempo como para publicar más a menudo/más largos. ¡Síiiiiiiiiiiiii!  :D
El capítulo salió un poco dramático, ¿no? Bueno, tenía que ser así jajaja Además, estoy un poco triste por algunas cositas que me han pasado y me han hecho daño, pero bueno... Aún así yo casi nunca estoy triste, la vida es demasiado corta como para pasarla triste. Soy la persona más alegre que conoceréis, siempre me veréis con una sonrisa (: ¡Espero veros a cada una de las pequeñas grandes personitas que leen igual!
Aparte, creo que tenía algo más que deciros, pero sinceramente... se me ha olvidado :| jajajaja Lo siento, si algún día me acuerdo os lo diré jajaja
Espero que podáis comentar, por favor (: Signifíca muchísimo para mí & son mis motivos para continuar.
¡Muchísimas gracias!
Peeeeeeeace,